Alguien capaz de cosas como Traffic, Un romance muy peligroso o El buen alemán no duda en respaldar a Channing Tatum -visto en Step up, Querido John o mostrando su comicidad en Infiltrados en clase- en su intento de contar unas cuantas cosas sobre su pasado de stripper. El actor tiene gracia y es agraciado, y la taquilla norteamericana ha dado el sí quiero.
Magic Mike habla de uno de tantos jóvenes que se deja hechizar por un trabajo que le proporciona dinero fácil, diversión y mujeres. Aquí es el de stripper, pero se podría sustituir por otro: es lo mismo. El caso es que el chico es inquieto y tiene otras ideas de negocio, pero no se termina de atrever a dejar lo que iba a ser una ocupación temporal, hasta que llega una chica con dos dedos de frente y que no le baila el agua y la cosa cambia. ¿Algo nuevo bajo el sol? Nada.
Tenemos, eso sí, una buena factura visual y un montaje que intercala los meses de manera cortante con la que Soderbergh parece decir: no os olvidéis de que el que dirige soy yo. Pero la película se deja ver: diálogos que funcionan, momentos con chispa y algún actor como Matthew McConaughey dándolo todo (posible nominación al Oscar) ayudan bastante. Ahí va el trailer para hacerse una idea.
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